Necesitamos equiparnos con algunas cosas. Aquí está la lista:
- Una esponja
- Agua tibia
- Jabón neutro
- Blanqueador suave
- Borrador mágico
- Cepillo de dientes
Para realizar una limpieza eficaz y no agresiva, basta con utilizar una esponja empapada en agua tibia, posiblemente con la adición de jabón neutro.
Sin embargo, es importante recordar que la esponja debe estar bien escurrida y que el agua no debe estar demasiado caliente, ya que el papel o la tela podrían desprenderse de la pared. Tendremos que limpiar de arriba a abajo, utilizando una escalera o un palo para aplicar la esponja, insistiendo en los puntos más sucios.
Si hay manchas limitadas, tendremos que actuar directamente sobre ellas, frotando una esponja o cepillo de dientes durante más tiempo, pero siempre con mucha suavidad.
En este caso, además de agua y jabón, puedes utilizar unas gotas de lejía delicada y bien diluida, prestando mucha atención al color y textura del papel o tela.
Solo si las manchas continúan presentes, puede intentar usar un desengrasante, siempre que sea suave. Además, hay un producto especial en el mercado para la limpieza del papel pintado, es la goma "mágica": ¡simplemente humedece y frota para que la mancha no desaparezca por completo!